La calle Virginia Opazo, sus muros blancos en mitad de la noche, casas de fachada afrancesada, ventanas cuadradas y regulares capiteles, silenciosos y escondidos mausoleos.
Los puentes aéreos del pasaje Phillips, erosionados por el repique de las trasmisiones de radio Chilena, cubiertos de guano y plumas.
El viejo edificio del Partido Nacional, rodeado su mágnifico frontis romano por amarillas malezas, oculto en el patio interior un restorán que por las noches se llena de peruanos, cerveza y baile.
La plaza Brasil una noche de enero, hace mucho, cuando los siniestros juegos infantiles fueron testigos de nuestro primer beso.
Los puentes aéreos del pasaje Phillips, erosionados por el repique de las trasmisiones de radio Chilena, cubiertos de guano y plumas.
El viejo edificio del Partido Nacional, rodeado su mágnifico frontis romano por amarillas malezas, oculto en el patio interior un restorán que por las noches se llena de peruanos, cerveza y baile.
La plaza Brasil una noche de enero, hace mucho, cuando los siniestros juegos infantiles fueron testigos de nuestro primer beso.
2 comentarios:
viva perú y su ceviche...
y los primeros besos o encuentros cercanos del tercer tipos...
saludos
esa plaza fue también testigo de un primer y último beso, el 05 del 05 del 05, número cabalístico que no sabía yo que anunciaba la muerte.
Siempre pensé que nadie le daba importancia a la calle virginia opazo o a Kulczewski.
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