viernes, noviembre 04, 2005

Mañanas

El señor K. abre primero un ojo y luego el otro, casi siempre angustiado por la sensación de que algo ha perdido.
Los abre lento, como si con el pausado movimiento fuera rasgando el aire quieto de la habitación en penumbras, como si desde ese momento las primeras coordenadas del día se fueran situando en los rincones de la casa y de la ciudad. Los ojos son ventanas, piensa siempre en ese momento en que las formas van dibujando la realidad invertida en su retina, riéndose del cliché y al mismo tiempo disfrutándolo. No es que precisamente le gusten las frases hechas, pero debe reconocer que hay ciertas sonoridades más que auditivas que le seducen, como si las palabras fueran llaves, pasaportes a cualquier lado, por último viejas fotografías con recuerdos que uno ha ido olvidando con el tiempo.
Abre primero un ojo, entonces. Generalmente el izquierdo, cuyo párpado se tensa poco a poco y como el telón raído de un teatro va levantándose hasta descubrir el iris marrón y la dilatada pupila, el cielo negro de la noche ya pasada atrapado en el centro del ser. Luego el ojo derecho, luego las pestañas que se separan como medusas batiéndose en retirada a sus abisales moradas. Man Ray, piensa a veces y a veces no.
Es quizás el movimiento imperceptible del dedo meñique lo que sigue, pero de esto el señor K. ya no tiene certeza, envuelto en un remolino de recuerdos e imágenes que se le viene encima como un alud de barro, renaciendo en la trampa autoimpuesta de la vida, entregándose ya por completo a la rutina y no tan rutina de las horas que le amenazan agazapadas bajo la cama. Él lo sabe y las espera, y se deja golpear y avasallar por el tiempo, que finalmente no es más que un accidente como cualquier otro, como caerse en bicicleta o irse cabeza abajo desde la parte alta del semicírculo que dibuja un columpio en el aire.
Es quizás el dedo o no, quizás el pie que gira, el pene que despierta irguiéndose bajo las sábanas, el hombro que busca acomodarse en la almohada, el recogerse sobre sí mismo pensando en algo que vagamente cree haber perdido.
Salta de la cama y al contacto de los pies con la alfombra sigue un estiramiento general que pone cada hueso en su sitio y un poco le disloca el espíritu, lo vuelve a reenmarcar en la realidad gobernada por la perspectiva y la gravedad, los ojos ya preparados para correr las cortinas azules y dejar que la luz del mundo le contraiga las pupilas y un nuevo aire, sucio pero fresco, renueve la atmósfera cargada de sueño de la habitación. En algún lugar una chica canta i watch it lift up to the skyi watch it crush meand then i die. El señor K. la escucha y sonríe con tristeza, como se sonríe por las mañanas.
Sin querer, entonces, roza con la mano la piel del pecho y se encuentra con la superficie seca y tirante que rodea a la cicatriz.
Corre hacia el baño para mirarse al espejo. No necesita encender la luz para distinguir tres líneas rectas que convergen en la mitad exacta del pecho, tres líneas de piel plegada y seca, marchita. Busca la silueta de su rostro a contraluz en el espejo y vuelve a mirar una y otra vez la cicatriz. Acerca sus manos, separa la piel, la carne, la sangre. Busca con desesperación, sabiendo de antemano que es inútil. De pie frente al espejo, en un baño a oscuras, desangrándose sobre el lavamanos, el señor K. se queda con el pecho abierto y vacío, regurgitando una mezcla de risa y llanto.
Y así, todas las mañanas.

21 comentarios:

Roberto_Carvallo dijo...

esperar la muerte? rendirse? entregarse? dignidad? es la tortura de la sensiblidad que nos esclaviza en un sistema insensible?es el alma que se escapa en este mundo tan aplastante.

es la dignidad de saber como partir.

y así, todas las mañanas.

y así, todos los viernes. cuando parto a un bar a tomar( ME ) una Pilsen.


adios Mr. K

Carolina Moro dijo...

Y las cicatrices que no se borran, aunque queramos otro espejo sin reflejo, o quizás volvernos vampiros para no vernos en ningún vidrio. Entonces los detalles de alguien con inicial K, ya no parecen sólo signo de mañanas o de párpados izquierdos o alzamientos sin razón. Quizás cambiar de piel o seguir con el dolor hasta la nueve de la noche o más o menos.

Dra. Kleine dijo...

a veces al abrir los ojos y recordar la realidad de un tiempo duele, y vuelve esa cicatriz y vuelven viejos dolores..
Ohhh que sea de algo leve y no del alma y no del corazón...nonono, eso si duele!

Francisca Westphal dijo...

y entre tanta descripción de musculos oculares... que siente el Senhor K?

crisis dijo...

ojos cerrados no ven cicatrices. ¿cuando te veo?

Filos en Mundo de Sofía dijo...

Es la primera vez que ando en estos lugares, y espero seguirte leyendo, mientras voy poniendome al día con tu blog para conocerlo mejor.

Saludos.

Elva*

Claudia Castora dijo...

Aspiro el aroma de su varonil despertar,
un beso en cada párpado,
la sábana que se yergue suavemente,
el aroma de la noche anterior,
y su cicatriz.
El acercarse a su sangre
cual príncipe rumano en
las tinieblas de los Cárpatos.
Tan bella fotografía,
nada que decir K,
me envolvió en sus sábanas.

Anónimo dijo...

Un día vas a abrir el tercer ojo y verás que susto te das.

Indianguman dijo...

Sana sana
potito de rana
si no sana hoy
sanará mañana
:)

Besito

Me gusta esta nueva dimensión de K.

Indianguman dijo...
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Anónimo dijo...

De todas formas la rabia del juguete desgarra el torax.

Fab Llanos dijo...

que diría Freud?. Yo sólo digo que me dibujó tan bien su despertar que hasta me dieron ganas de sacarle las legañas y aprovecharme (como siempre hago) de las tremperas matineras.
Un abrazo

Cpunto dijo...

a mi me da por pensar en todas las mañanas del mundo, sólo por el título, el pie rozando el piso frío, jugando a bajar el talón, a creer que algo se ha llevado el suelo, la habitación, la casa,
todas las mañanas del mundo k. , son para quedarse perdido el día entero en ellas,

C.

Claudia Castora dijo...

Habiendome inspirado en sus letras,
he escrito el post de hoy.

Francisca Westphal dijo...

Cuando vuelve Senhor K? No lo he visto por mis ventanas...

Coti Alonso dijo...

señor K.

Con los Ojos cerrados es un espacio a lo desconocido.
En lo real o irreal..
De vez en cuando hay que tener los ojos cerrados para no encontrarse con alguna sopresita

exito

Lo de Verdad dijo...

ha sido precioso. creo que lo he leido fragmentado y me ha parecido que cada letra es una postal. un paisaje. es horrible y es de una belleza inmensa. me impacto. en lo mas profundo. de verdad.

Anónimo dijo...

son las cicatrices del alma que afloran después de haber creido durante el sueño de una noche ser otro, sólo en sueño eres quien tu quieres y en las mañana vuelves a la realidad.
Me gusta

Fab Llanos dijo...

oiga, míster, le puedo hacer.... perdon: sacar los puntos? es que aqui dicen que "para cada roto, un descosío"

Miss Mag dijo...

Sr. K por las mañanas no me atrevería a mirar adentro de sus ojos, por susto a que me succione de pronto en alguna de sus historias, sobre la cicatriz, qué hacer, inevitables al tacto y a la vista, le dejo unos besos suavecitos, se revuelven con dos cuccharaditas de miel y se masajea la cicatriz despacito...algún día me cuenta qué resulta, yo nunca he podido agarrarme el alma para probar qué pasa.

Anónimo dijo...

La forma de tu cicatriz perfecta en el molde que guardo en el velador. En la mesa chica que uso de velador y de escritorio. En la pequeñita escena de la obra que vimos juntos algun dia.