martes, octubre 18, 2005

Nocturno de Santiago III

Entonces los ojos y los oidos volcados al silencio, al viaje que se completa en mitad de la oscuridad de centelleantes luces, otra forma de la soledad, otro disfraz del cautiverio. En algún lugar duermes mientras mi viaje comienza, mientras el esperado retorno a la patria -Ítaca, el corazon del exilio, el descentrado vórtice del remolino que nos arrojó a las desconocidas playas de concreto y niebla- comienza a dibujar nuevos mapas, nuevos recorridos para situarnos dentro de nosotros mismos, en el punto en que el equilibrio ya no es más necesario y lo que nos queda son besos húmedos en el quiebre de la cadera, en el nacimiento exhuberante de la vida, en la mínima cosquilla de la espalda. Hay otras letras, un nuevo abecedario que demuele y construye, un monstruo autófago que comienza a escribir esta historia en un lenguaje distinto, signos que parecen rastros de insectos aplastados contra un muro, color sangre no ya bajo las letras sino en ellas mismas, en nosotros, en esta espera que quema y consume, en este mirar por la ventana hacia un paisaje movedizo donde muchas calles se confunden, donde los rostros -no el tuyo, por supuesto, nunca el tuyo- se fusionan en el borrador difuso de un esbozo de carbones, las brasas de los ojos encendidas como faros y el resto un océano de olores y somnolencias, entrecerrar los párpados sin abandonarse al sueño, sin abandonarte. Viajes, silencios, palabras: mi abrazo se alarga en el tiempo para alcanzarte más alla de todo cuerpo. Ventanas, puertas, caminos: el achurado del dibujo, visto de cerca, parece el tejido orgánico de la existencia. No hay pasados, todo eso que llamamos memoria no es más que sarro tras los ojos, no es más que un lastre que nos ancla; no hay pasados en esta ilusión de viaje en que te busco con los ojos tristes pero sin lágrimas, en que tu reflejo me llega desde los rincones oscuros de la ciudad que se desplaza y escabulle. El paso vacilante busca inútilmente hollar el asfalto, trata de calzar el pie sobre el rastro que dejaste, ese hilito de baba trasparente que me desorienta y extravía, que me lanza despiadado a los rincones oscuros del sueño en que no estás y cuando estás me haces daño. La música hará el resto, amor, y en mitad de un desolado camino donde las multitudes invisibles se congreguen las pieles se encontrarán como sin querer y ese silencio que ahora se funde con el sonido de las teclas tendrá por fin sentido y te veré a los ojos y la noche de la ciudad no será más, nunca más amor, y el viaje, si es que hay algo que pueda ser llamado de ese modo, nos devolverá al inicio de todo, cuando sólo estabas tú, sonriendo, y mi respiración te llegaba de lejos como trazando las lineas iniciales de un retrato.

15 comentarios:

Francisca Westphal dijo...

Como siempre Senhor K... me encantó...

crisis dijo...

ya me puse triste.

Indianguman dijo...

Ay qué mal de amor que no se disipa en el movimiento ni se conjura con signos nuevos, que mal es este que no se pierde en el laberinto y en cambio se clava como estandarte, senalando una encrucijada, una esquina, una ventana, una habitación a oscuras,una cadera sola, una mujer cualquiera, que es la única.

Qué bien que escribes, K

Un abrazo de micro

Claudia Castora dijo...

Me gusta la palabra amor.
Tal vez fue tan manoseada en otras épocas que perdió su valor y ya nadie la usa.
Ya no se dice:
cuando te veo, amor
cuando te tengo, amor,
nunca más, amor

Cada día me encandila más su texto en negro K.
Extrañaba la transparencia en el decir, el esfuerzo simple, el erotismo sutil.
Creo que extrañaba eso.

Le leo.

Roberto_Carvallo dijo...

grandes palabras las del cuervo, como las de Ivan Zamorano...

tambien me gusto el texto.


adios.

Sabina dijo...

recuerdo esos bañps de gente ajena por las calles.. de pronto me metí en la escena.. aunque créo que caminé a otro rumbo, pero me sirvipo el despeje bastante.


gracias.

Anónimo dijo...

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TinoRO dijo...

Verdaderamente escribes bien K.

Me quedo con la imagen del pasado inexistente. Ese pasado que no es más que una acumulación de sarro que causa ilusiones y pesadillas.


Saludos,
Tino RO

Encontrado dijo...

tristemente hermoso.
me gusta como escribes, te seguire leyendo.
Jb.

Cpunto dijo...

cansarse de la caminata esa que no lleva a ninguna parte pero que es un gusto K, un verdadero gusto pasar los pies y luego, como si no hubiera más, lanzarse de espaldas a contemplar las sonrisas de antes,

hermoso,
C.

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Dharma dijo...

Y yo que extraño tanto Santiago...

Roberto Iza Valdés dijo...

¡Próspero año nuevo!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.