lunes, septiembre 05, 2005

Biología marina

Las primeras gotas que caen estampan tímidos círculos sobre el suelo, humedecen los adoquines como pequeñas explosiones de oscuridad que poco a poco se propagan, reacciones en cadena silenciosas y verticales. Las primeras gotas, delgados centímetros de plata, van convirtiéndose en dedos gruesos que horadan con paciencia las piedras y las cabezas, van convirtiéndose en ruido sordo, en tambores mínimos que anuncian la llegada del diluvio, la carrera apresurada de los hombres en busca de refugio y la aparición de los animales que en el agua se deleitan.
Primero aparecen las medusas. Medusas negras, rojas, verdes, transparentes. Huyen de los bolsillos, de las carteras de las mujeres, de las mochilas de los jóvenes que las llevan así aprisionadas. Con movimientos certeros los propietarios las obligan a salir de su letargo y en un chasquido sorpresivo enfrentar al aguacero sus redondas alas. Hay aquellas que sumisas obedecen y gozosas dejan que las perlas transparentes las golpeen con violencia la piel reseca. Hay otras, sin embargo, que indómitas se resisten a las órdenes y dejan que las mareas invisibles jueguen con ellas y las arrebaten de las manos inexpertas.
Los domesticadores de medusas aparecen también en las esquinas, ofreciendo animalitos tristes que apenas conservan visos de voluntad, los bordes ajados deshaciéndose en hilachas, ofrecidas a precios irrisorios y ofensivos para su extinta majestuosidad, convertidas en baratijas que con dificultad pueden despegarse del piso mojado.
Así proliferan las medusas con sus hemisferios de colores cubriendo las cabezas de los amos durante el aguacero, amenazando con sus múltiples aguijones –aunque romos y sin veneno- los ojos y mejillas de los incautos, así van dibujando su coreografía circular entre las calles, sobre la superficie abierta de las plazas, disfrutando sin poder sonreír del retorno al elemento primario, de la pequeña fiesta que se les brinda.
Tras las medusas, cuando estas ya han instaurado su reino de círculos concéntricos, los niños-piraña comienzan a agruparse en las esquinas y a escrutar con ojos torvos la multitud que se desplaza desdibujada por el agua. Se agrupan como gotas de lluvia en las cunetas, primero uno, luego tres, después cinco, hasta formar un charco de veinte o veinticinco niños-piraña de respirar agitado, ansiosos y parlanchines. Los niños-piraña se cubren la cabeza con capuchones raídos, calzan zapatillas de chillones colores y no gustan de las medusas, más bien las detestan porque dificultan sus ataques e incluso en ocasiones se interponen entre ellos y las víctimas. En los rostros de los niños pirañas se adivinan cicatrices de aguijones, de colas, de lasa que en un batir apresurado terminaron alejándolos.
Observan, entonces, unos pocos encaramados en los bancos de las plazas como improvisados atalayas. Siempre hay uno, el mayor, que selecciona la víctima. Una mujer gorda con abultada cartera, un viejo de caminar dificultoso, un par de chicas jóvenes que charlan animadas con las mochilas en la espalda, cualquiera puede ser elegido. No hay razones estratégicas ni sentido común para la elección: es simple instinto el que se manifiesta.
Una vez seleccionado el blanco, los niños-piraña se despliegan sigilosos, cubierto el sonido de sus pasos por el percutir de las abundantes gotas contra el suelo, por el batir de alas de las medusas. Se abren como un abanico, rodeando poco a poco a su presa, cerrando sus flancos, cubriendo los puntos ciegos y coordinando cada paso mediante mínimos silbidos que se confunden con los arrullos de las palomas refugiadas en las cornisas. Rodean al muchacho, en este caso, que distraído camina escuchando a Yo-Yo Ma en su discman, disfrutando de las líneas de mercurio que dibuja la lluvia sin percibir ni adivinar los movimientos que se van concentrando en torno a él, preocupado de mantener la medusa negra firme en su mano.
Todo ocurre en un par de minutos. Un silbido agudo y las aletas filosas de los niños-piraña rompen la corriente de la multitud para abalanzarse rápidamente sobre el muchacho, rodearlo de manos que certeras lo golpean y despojan a un tiempo, que lanzan la medusa lo más lejos posible y ante cientos de ojos atónitos devoran al muchacho que grita y se retuerce y los sonidos secos de los huesos triturados y los sonidos húmedos de la carne y las entrañas que por momentos se mezclan con la lluvia que arrecia. Luego no queda nada, apenas unos jirones de ropa que se humedecen, apenas una pisada marcada con sangre sobre el piso.
Y las medusas siguen sus caminos, fieles sirvientes, y las nubes poco a poco se disipan, dejando paso a un sol de amarillos rayos que muestra la ciudad limpia, recién lavada por la lluvia.

13 comentarios:

TinoRO dijo...

En Nueva Orleans dicen que han invadido las medusas, que hay cientos niños-pirañas y de visita una ameba llamada Bush.

Saludos

Tino RO.

Larha dijo...

Me ha encantado.

Carolina Moro dijo...

Y en este mundo paralelo de seres marinos, de agua que cae, de agua que está, de niños malos y gente desprevenida que desconoce un ataque, las calles siguen su línea horizontal, los árboles continúan estáticos, el cemento permanece inmóvil, y el mundo real recorre su curso como si nada de este otro mundo pasara o hubiera pasado alguna vez.

Jean Georges dijo...

Disculpe la intromisión señor, pero es que ando necesitando una llave cruz, un destornillador y unas ayudas prácticas: este, así, como para poner un link desde un texto a otro anterior, ¿es algo que un chimpancé como yo puede lograr?

Satisfactor Inescribible dijo...

¿Qué eran las medusas?

Matias Leiva dijo...

mala cosa, desde hoy viajo con arpón, gran blog tiene usted
saludos

Roberto_Carvallo dijo...

las medusas cuchufleteras o (Medusis cuchufleterus flaytus)interesante especie descubierta por jaques custión, un loco que cazaba piriguines de caca en un afluente del mapoco por acanga en la pobla.
gracias a tu texto me metí directo a leer un enciclopedia SaLvat Salvatore.

adios k y listo para el encuentro de shoperos.

Simon@ dijo...

muy buen post te felicito

nos leemos

Anónimo dijo...

mmm...Sr. K, muy creativo y bien escrito lo suyo aunque el tema de las medusas en si no es de mi interes..realmente no me provoco nada, por suerte, yo de medusa no tengo nada...igual, como siempre espero el proximo y lo sigo de cerca...

crisis dijo...

de medusa yo nada, pero siempre es un gusto leerlo. ojalá nos veamos pronto.

Dra. Kleine dijo...

Mientras esos niños piraña no toquen mi alma conservaré la calma y el color que las medusas tienen al cambiar la luna en eclipse de mar...
Saludos..!

blogworkorange dijo...

Liked it.

Unknown dijo...

Medusa voracez , espumosas , socorriendo, aniquilando develando la magia del agua , su eterna esencia...

Me encanto, me inspiro, me hizo soñar

Saludos

Te leo de cerca aunque no te comente.

Claudia