martes, marzo 28, 2006

Canciones Tristes


El escenario a oscuras. Cuatro lienzos verticales colgando en diferentes planos y alturas. Cada lienzo corresponde a un personaje y sobre estos se irán proyectando imágenes (dibujos, textos, cualquier cosa) mientras los personajes hablan y se desplazan sobre el escenario. Tal vez algún elemento más, una mesa y un par de sillas. Imagino la música como algunos acordes de cello -tal vez escalas-, el mismo cellista puede estar presente en escena, en un rincón, o ser uno de los personajes, de preferencia el PERSONAJE 2.
Cuando comienza se enciende uno de los lienzos del centro. Una figura a contraluz.
PERSONAJE 1: A veces me quedo mirando a través de la ventana. Me gusta mirar a través de la ventana. Recuerdo cuando era niño y afuera llovía y las gotas iban unas tras otras en interminable procesión. Me encaramaba sobre un sillón muy viejo, de cuero, y miraba hacia el jardín. Mi madre plantaba cardenales rojos y también rosas. A veces, cuando no llovía, la miraba ir de rosal en rosal desprendiendo los botones ya marchitos. Eso fue antes, hace mucho tiempo. Ahora miro por la ventana, sentado en la mesa, sin animarme a poner los pies en el balcón. Escribo. Miro por la ventana y escribo, escribo cualquier cosa, palabras, frases sueltas.
PERSONAJE 2: Me dijo muchas cosas durante esas tardes que nos juntábamos a tomar café. Me dijo que si yo fuese un árbol sería un eucalipto, que si yo fuese una casa sería una casa con muchos balcones, que si yo fuese un color sería el azul, que si fuese una flor sería un tulipán... Me dijo muchas cosas y muchas no me dijo. Sé que amaba el silencio, aunque nunca me lo dijo. Estoy segura de eso. O casi.
PERSONAJE 1: Caracol, por ejemplo. Es una palabra que me gusta mucho. También árbol, escarabajo, chimenea, ladrillo, mariposa, hipocampo, rinoceronte, escafandra, balaustrada, mirada, círculo... Hay otras palabras, pero no las recuerdo. Miro por la ventana sin animarme a salir al balcón y sentir la lluvia sobre el rostro. Cuando era niño no me detenía a pensarlo, simplemente corría hacia el jardín y me embarraba los pies y las piernas y las manos y la cara siempre lavada por la lluvia.
PERSONAJE 3: Cuando éramos niños vivíamos en un edificio, en el primer piso y teníamos un jardín lleno de flores. No nos dejaban jugar allí. Jugábamos en las escaleras y corríamos de arriba a abajo o viceversa en interminables carreras. Nunca me ganaba. Se tropezaba a mitad de camino y tenía que llevarlo hasta el departamento a cuestas. Nunca lo vi llorar y eso me enojaba. Otras veces jugábamos en su habitación y él se ponía una sábana sobre los hombros y sacaba un libro grandote ocultaba bajo la cama. No sabíamos leer, ni él ni yo. Simplemente se encaramaba sobre la cama, se ponía la sábana sobre los hombros y abría el libro en una página cualquiera. Yo lo miraba riéndome y él comenzaba a decir palabras una tras otra...
PERSONAJE 1: Caracol, árbol, escarabajo, chimenea, ladrillo, mariposa, hipocampo, rinoceronte, escafandra, balaustrada, mirada, círculo.
PERSONAJE 2: Caracol, árbol, escarabajo, chimenea, ladrillo, mariposa, hipocampo, rinoceronte, escafandra, balaustrada, mirada, círculo.
PERSONAJE 3: Caracol, árbol, escarabajo, chimenea, ladrillo, mariposa, hipocampo, rinoceronte, escafandra, balaustrada, mirada, círculo.
Se apagan las luces y el escenario queda a oscuras. Ahora se enciende el primer lienzo de la izquierda.
PERSONAJE 4: Se sentaba tardes enteras a mirar por la ventana, como si esperase algo. Era realmente un niño entonces, ni siquiera sabía leer. Miraba por la ventana o se encerraba en su cuarto con un volumen de la enciclopedia que ocultaba bajo la cama. Salía muy poco. Miraba por la ventana, seguía con los ojos los recorridos de las gotas de lluvia o jugaba a convertirse en flor, en árbol o un pequeño bicho que se arrastraba por toda la casa. No reía mucho, tampoco, tan raro, era un niño muy pequeño.
PERSONAJE 2: Me cantaba canciones al oído (el PERSONAJE 1 comienza a cantar muy despacio y poco a poco va aumentando el tono hasta obligar al PERSONAJE 2 a gritar), muy suave, porque decía que cantaba mal. No era cierto. Tenía una voz preciosa. Cantaba canciones tristes, de corazones rotos, de mujeres extraviadas, de hombres mirando por la ventana de una habitación vacía. Me cantaba al oído con los ojos cerrados, sentados en la oscuridad de un parque, oliendo la tierra húmeda bajo la hierba.
PERSONAJE 1 (cantando lentamente):
Ella te lleva abajo
a su sitio junto al río.
Tú puedes oír pasar los barcos,
puedes pasar la noche junto a ella
y sabes que ella está medio loca
pero eso es por lo que quieres estar allí
y ella te ofrece té y naranjas
que vinieron todo el camino desde China
y justo cuando tú quieres decirle
que no tienes amor que darle
ella te sintoniza en su longitud de onda
y deja que el río conteste
que tú siempre has sido su amante
y tú quieres viajar con ella
y tú quieres viajar ciego
y tú sabes que ella confiará en ti
porque tú has tocado su cuerpo perfecto con tu mente.
PERSONAJE 3: Cállate.
PERSONAJE 1: No lo haré.
PERSONAJE 3: Cállate de una buena vez.
PERSONAJE 2: Sus canciones eran tan tristes. A veces tomaba las servilletas de los Cafés dónde nos citábamos y anotaba algunas palabras o hacía dibujos de pequeños hombrecitos en las posiciones más increíbles. Están bailando, decía...
PERSONAJE 1: Están bailando.
PERSONAJE 2: ¿Cómo pueden bailar así, con las piernas trenzadas?
PERSONAJE 1: Simplemente lo hacen, te lo aseguro.
PERSONAJE 2: Y luego se quedaba mirando hacia afuera, a la gente que pasaba por la acera, hacia la calle, hacia la gente en la acera de enfrente, hacia la gente que tomaba café al otro lado de la calle.
PERSONAJE 4: Hacía dibujos en cualquier parte, en el alféizar de la ventana, en los sobres de las cartas que llegaban, en los bordes de las páginas de los libros, en las murallas de su habitación, en las murallas del baño y en los vidrios, en los espejos...
PERSONAJE 1: ¿Sabes qué es esto?
PERSONAJE 4: No lo sé.
PERSONAJE 1: Es un delfín rosado...
PERSONAJE 4: Los delfines rosado no existen, amor...
PERSONAJE 1: Sí existen, de verdad... Son largos, rosados y viven en los ríos de la selva y los indios creen que son espíritus de los antepasado muertos.
PERSONAJE 4: Dibujaba animales imaginarios, peces, cualquier cosa, y unos hombrecitos muy divertidos que parecían estar bailando.
PERSONAJE 3: Ahora canta.
PERSONAJE 2: Pero recién lo hizo callar.
PERSONAJE 3: Eso a usted poco o nada debe importarle.
PERSONAJE 2: ¿Cómo ha dicho?
PERSONAJE 3: Ya lo ha oído, no es necesario repetirlo. Quiero que cante.
PERSONAJE 2:
Ella te lleva abajo
a su sitio junto al río
Tu puedes oír pasar los barcos,
puedes pasar la noche junto a ella
y sabes que ella está medio loca
pero eso es por lo que quieres estar allí...
PERSONAJE 3: Cállese. No quiero oírla cantar a usted, por si no lo ha entendido bien.
PERSONAJE 2: Lo siento, de verdad, pero es que pensé...
PERSONAJE 3: Lo que usted pensó no me importa nada. Ahora canta.
PERSONAJE 1: No quiero.
PERSONAJE 3: Pero yo sí. Canta o tendré que golpearte.
PERSONAJE 1: He dicho que no quiero.
PERSONAJE 3 (gritando): Canta, canta, canta...
PERSONAJE 4: Amor, ven a mirar por la ventana, está lloviendo sobre el jardín.

3 comentarios:

Miss Mag dijo...

Me dejó triste, tarareando, pero triste...naufragio, trueno, mandrágora, cósmica, sonora...

Anónimo dijo...

Esto es magia. Pura magia...
Y es también mi despedida mi admirado escritor.
Hasta siempre

Kiantei

Anónimo dijo...

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