miércoles, marzo 21, 2007

Primera estación

Todo viaje comienza mucho antes de zarpar el barco o despegar el avión, mucho antes de descubrir un nuevo cielo o un idioma extraño. Todo viaje comienza en el deseo, en el anhelo y la curiosidad, en ese cosquilleo imperceptible por moverse, en ese instinto nómade y oculto.
Todo viaje tiene cosas buenas y malas, más de las primeras que de las segundas, of course. Incluso antes del viaje mismo, en todo el prolegómano que es buscar pasajes y comenzar a buscar lugares y horarios y precios y tratar de hacer coincidir todo con los tiempos personales, siempre escasos. Las cosas malas pueden ser , a mi parecer, dos: el stress previaje, el último o penúltimo día cuando justo la tarjeta del banco no funciona o el hotel te informa, muy a destiempo, que no tiene habitaciones disponibles, imponderables de ese estilo; y lo otro es el retorno, la sensación de no haber perdido el tiempo pero sí que faltó mucho, que no me senté en el banco de la plaza donde Sábato da inicio a Sobre héroes y tumbas, que no ví el partido de Racing contra Arsenal, que no estuve en la dársena un atrdecer viendo llegar y salir barcos, que me faltó un día, dos, cinco, catorce, meses, una vida.
Las cosas buenas son las más, sino todas. Mirar un océano distinto, un atardecer distinto, sentir olores y sabores distintos, renovar la mirada, refrescarla, hacer todo lo que se tenía planeado y lo que no, inventarse una vida momentánea, reencontrarse con caminos o hacer nuevos, tantas, tantas cosas que no puedo enumerar no porque no tenga ganas sino porque al pensar en ellas se me llena el corazón de alegría y no puedo seguir escribiendo mientras me río.
Todo esto es un viaje, y mucho más. No es vacacionar. No es ir de shopping por el weekend. Es convertirse por un rato en el turista accidental y dejarse llevar por los ciclos lunares y los nuevos paisajes, un poco a la deriva y un pococon la brújula siembre amarrada al fondo del bolsillo.
Eso. Unos días en Baires, una escapadita a Colonia del Sacramento (no a Montevideo, sólo por tiempo, aunque las ganas no faltaron de pararse en Durazno y Convención escuchando a Los Olimareños) y una agenda copadísima, para ir acomodando el lenguaje.
No sé si esto se cierra por un tiempo o no. No hay cartel que diga: CERRADO POR VACACIONES. Quién sabe, quizás un post internacional, quizás no.
No importa.
Segunda estación: aeropuerto.

3 comentarios:

Clementina dijo...

Señor K, una pena que no venga a Montevideo, sabe que mientras leía me dio como es emoción de saber que usted iba a andar transitando estas otoñales calles. Espero que le guste colonia del sacramento. Zona muy turística, pero de verdad linda para recorrer sobre todo pisando hojas secas. Le voy a tener que confesar algo, sabe que me molesta un poco que no haya feedback por parte suya en esta bolsita de comentarios. Es como que una tira sus palabras a una cueva de eco.
Saluditos y muy buen viaje.

fgiucich dijo...

Buen viaje y mucho viento a favor. Abrazos.

alikis dijo...

Espero que la tercera estación sea en Santiago , en algún boliche. Los mismos conocidos de siempre y contar con su presencia y la de la Señorita C.

Saludos nocturnos y que lo pasen "bárbaro"...