
40 obras fundamentales, Astor Piazzola.
Son, Juana Molina.
Martín Fierro, José Hernández.
Imagen de John Keats, Julio Cortázar.
El grado cero de la escritura, Roland Barthes.
El rayo que no cesa, Miguel Hernández.
Museo, Borges y Bioy Casares.
Antología de la literatura fantástica, Borges, Bioy y Ocampo.
Los días mejores, Dos Passos.
Un día en la vida de Iván Densinovich, Solzhenitsyn.
El oro, Blaise Cendrars.
El reto, Chejov.
El desprecio, Alberto Moravia.
Moros en la costa, Ariel Dorfman.
Cuentos que me apasionaron, Ernesto Sábato.
Valer la pena, Juan Gelman.
La villa, César Aira.
Viaje por el Scriptorium, Paul Auster.
4 comentarios:
Los tomo a todos tus souveniers, algunos creíq ue me pertenecían en exclusiva...
wUOOOOO
Y todo eso viste?
Que envidia caray! de verdad!
es lo que tiene Buenos Aires, uno va y los libros te atan de forma invisible.
Saludos y feliz regreso.
No me había dejado indiferente la amenaza del "CERRADO POR VACACIONES". Veo que ha sido más fuerte la tentación de mostrarnos el resultado de una tarde recorriendo Corrientes. "Sana envidia" es un concepto creado en 1958 por Julio Martínez a propósito del trofeo "Domingo Faustino Sarmiento" que cayó -como no, amables oyentes- en manos de los rioplatenses, en perjuicio del combinado nacional, que sin embargo se vino con gratísimos recuerdos de aquella gira, y más de un souvenir, he de decir. Lo recordé porque yo siento ahora "sana envidia", don K, pero me doy cuenta que la vida da muchas vueltas. Julio Martínez envidiaba a los equipos que ganaban 6 a 1 (el descuento lo anotó Subiabre, de penal, en el minuto 87), pero igualmente envidiable -me parece- es perder 6 goles a 1, pero que a uno le paguen el hotel y el viaje para visitar una ciudad como Santa María del Buen Ayre.
Hasta pronto
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