martes, enero 17, 2006

Escrito con aire en el centro de la noche de los cuerpos

Para la señorita C., sol de mis noches.

La ciudad es un corazón abierto.
Un pálpito perpetuo.
La ciudad es tu cuerpo inexplorado, entero entregado a la exploración.
Caer como siempre en los espacios de la búsqueda y el encuentro, temas recurrentes, aterrizar en las esquinas pobladas de flores amarillas. Eres tú. Es tu cuerpo, aunque ya creo haberlo dicho. Un dibujo sin terminar, el gran dibujo, la palabra que las encierra todas, la adivinanza sin respuesta: ciudad, cuerpo, mujer, tú.
Había una vez un caminante extraviado, un chico delgado cantando de memoria algún temita aprendido cuando era joven. Había una vez una ciudad gris de la que ya no esperaba nada, de la que ya no podía esperar nada. No existían horizontes para entornar la mirada. La ciudad es una selva, han dicho tantas veces, y es cierto. Demasiado. Estaba el caminante, entonces, el chico con el impermeable abierto al viento y la dolor. Las canciones ya no puedo recordarlas, tanto tiempo ha pasado desde entonces. De más está decir que luego aprendería otras, nuevas, canciones que envolvían una nueva vida que entonces no podía ni siquiera intuir.
Las esquinas siempre han sido un misterio, un poco como tus rodillas o tus codos, mapas fascinantes de territorios poco conocidos y a veces puertas la placer o al olvido, sinónimos distantes pero sinónimos al fin y al cabo. Vendría quizás una lluvia, no los sé, no lo recuerdo. Era deambular perdido, regocijado en el extravío, en el pelo que se pegaba en su frente, en el agua que se le metía por el cuello del impermeable ya citado. ¿Dónde estabas tú en ese tiempo? Encerrada en el corazón del caminante, supongo, que caminaba ignorando tu existencia que transcurría en otras calles, cercanas y distantes hasta el dolor.
Había una vez una chica de voz grave que le gustaba andar en metro, que siempre iba apurada y se lo tomaba todo en serio. Una chica hermosa, con el rostro radiante como una estrella.
Estaban ambos recorriendo las venas de la ciudad pero en sentidos opuestos: si él iba para abajo –lo que puede ser tomado también como una metáfora, triste si quieres- ella iba para arriba. Si él se perdía en bares de mala muerte, en sucuchos infectos, ella iba sonriendo a la noche abierta, libre del olor de los orines y los borrachos.
Eso era entonces.
La ciudad es un corazón abierto.
Un pálpito perpetuo.
Ahora. El chico y la chica han visto atardeceres violentos entre los edificios de la ciudad, han buscado un café caliente en las noches de lluvia. Él ha aprendido mucho, ella ha sufrido. Él no es mala persona pero se equivoca a menudo. Ella tiene el corazón demasiado grande, tanto que cuando palpita parece que le hará pedazos el pecho. I think about this many times: she is a shiny star, a little sun in the middle of the night (my night, all my nigths). Se besan, se abrazan, se miran. Se buscan: a veces se encuentran y a veces no. La mayoría del tiempo están juntos, anyway, a pesar de las distancias y de los paisajes que puedan separarlos, a pesar de las palabras que se arrastran como silenciosos caracoles o que rasgan el aire con sus filos relucientes. En las noches, las de ambos, se destrozan a mordidas, buscan conocerse en el frenesí de la pasión, perdonando la cursilería y el lugar común. Se han perdido el uno en el otro y ahora luchan por volver a encontrarse.
Eso es ahora, en mitad del día y de la noche que se avecina como sombra de algo que no es y que algunos llaman muerte. Es una carrera contra el tiempo, sembrando una huerta de recuerdos que a veces se desdibujan pero nunca se olvidan.
Entonces.
Las noches se sucedían vertiginosas, entre botellas de vino y pantallas de cine, entre las sombras de algún parque donde las manos se movían con la inquietud de pájaros en celo, entre las voces de la ciudad que nunca pudo acallar sus palabras. Te amo, se decían, se dicen. Él la miraba como si acabara de descubrirla cada vez, y ella sonreía encandilando a otros hombres que pasaban. Nunca se habían visto antes y esa noche en que se encontraron, a pesar de las ya mencionadas voces y del huno de cigarro que enrarecía el aire, sintieron que era tiempo, que ya habían pasado demasiado tiempo el uno sin el otro. Miraron a través del cristal que multiplicaba la belleza y al otro lado cada uno vio sus propios rostros sonrientes. La noche era extraña, como lo fueron todas las noches siguientes hasta hoy. Extrañas por demasiado bellas.
La ciudad es un corazón abierto.
Un pálpito perpetuo.
(¿Es que la felicidad es tan terrible que le huimos como si tratase de un infierno abrasador? Te miro en la distancia del recuerdo y siento los escalofríos que preceden a ese amanecer en miniatura que representa tu persona)
Hoy, como tantas noches desde el amanecer de tu tiempo, me pongo a llorar en mitad de la noche. Callado, silencioso y avergonzado. Tu cuerpo no yace junto a mí. Tu respiración no refresca mi piel.
La ciudad es un corazón abierto.
Un pálpito perpetuo.
(Un regalo nuevo, por la tardanza, incluido en este regalo inconcluso. El resto para después.)
Hay una verdad que tiene tu nombre y a la que permanecí ciego por mucho tiempo, piensa el chico, sentado frente a la pantalla blanca del computador, en medio de una noche como tantas, sudando un calor interno que también lleva tu nombre y del que no puede escapar. Eres mi infierno, escribe. Eres mi cielo, escribe.

12 comentarios:

Ponto García dijo...

Baudelariano. Me gustó. Spleen de Santiago.

Un saludo.

Claudia Castora dijo...

MMM, bello.
Puedo sentirme
un rato la Señorita C?
Cuando hay pasusas interminables, un refresco como este mantiene vivas las pasiones y la belleza del arte de escribir.

Mis cariños

Anónimo dijo...

Senor K,

Sin palabras....

numerica dijo...

Bendita seas señorita C

Lo de Verdad dijo...

para morir. wow. quedo atonita frente a tanta palabra preciosa que rodo por aqui... sin pausa y con ella. bellisimo. que lindos sentimientos, la seniorita c deberia sentirse honrada y responder al nivel. con el alma, claro... un abrazo y mis mas altos respetos.

Anónimo dijo...

Bella perturbación y descentre, el tuyo :)

Anónimo dijo...

amar asi enloquese, pero que maravilla poder disfrutar de un amor así...

Indianguman dijo...

Bravo

Unknown dijo...

Navegar el deseo en la noche de ese cuerpo de mujer
Despertando entre tus dedos...


¡Saludos Sr. K!

La visita aqunque silente, igual se disfruta.

[ Hródric ] dijo...

Muy buen texto. ¿ la srta. C es la misma del dibujo cierto ?


Tiene algo el texto, algo que me parece familiar ... pero no sabría decirlo...

Mucha sensibilidad.

Bien.

saludos.

Anónimo dijo...

Very cool design! Useful information. Go on! what is fibromyalgia back pain arthritis pain relief zocor melting point strenghs of percocet Bed comforter water Beaded sweaters

Anónimo dijo...

Enjoyed a lot! » »