lunes, julio 11, 2005

después del fuego

una mano un pie un trozo de espalda enmarcado en las gafas de alguien más el humo el calor las toses la mirada perdida de la mujer que está sentada justo en frente el llanto de un niño a lo lejos de lo que parece ser un niño los ojos irritados por el polvo las voces sofocadas que piden agua las extremidades que escarban entre los fierros retorcidos y calientes las que buscan liberarse de las improvisadas cadenas las que se palpan el cuerpo en busca de sangre propia y ajena las que rasgan vestiduras invocando el castigo divino una mano un pie el grito sordo que a lo lejos se confunde con un trueno puede haber horror cuando ya se ha declarado la inexistencia del cielo la mujer me mira la blusa hecha jirones me mira preguntando todo y nada no hay palabras huyen como ratas del incendio pienso sin hacer ningún movimiento la mirada fija en la mujer como un espejo que intenta devolverle la imagen feliz de un recuerdo una mano un pie la noche tarde día en algún sitio las sonrisas los besos los abrazos los bailes que ya no serán tampoco tú tampoco tu cuerpo en el calor de las sábanas la mujer se acerca y me acaricia el rostro los dedos como brasas como la pavesa de un cigarro sobre la piel dolor eso es el dolor entonces eso es la oscuridad más voces una avalancha de cuerpos pasa tras la mujer y la arrastran con ellos un alud de carne viva y palpitante una miríada de suspiros y respiraciones agitadas no puedo girar la cabeza pero imagino a la mujer mirándome mientras se aleja convertida en espejo de otro en testigo y papel y tinta mientras se pierde en la penumbra en el polvo que ya se ha dicho una mano un pie un rostro cubierto de ceniza donde las lágrimas dibujan los deltas de un mapa imaginario de un país que no llegaré a conocer el dolor otra vez el ojo que gira sin control buscando algo mientras las nubes se cierran sobre mi las nubes grises primero y luego rojas anaranjadas una explosión de colores como un atardecer como el recuerdo del sol que se hunde en el horizonte pero ya no más ya nunca más

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Me recordaste a Saramago...
Buen post.
Saludos.

Canal Desierto dijo...

Buen texto, excitante y fuerte, con un ritmo potente como los que te obliga Droguett a leer en sus textos.

En mi navegación llegué a tu blog... muy potente... un buen espacio para descubrir literatura.

Anónimo dijo...

Ya no será más...

Será recuerdo, en aquella piel quemada por esa caricia, por esos ojos, por ese llanto, por esos gritos que no se gritaron...

Saludos,

Anónimo dijo...

Morir entre destrozos propios y ajenos, que terrible. Sin tiempo de digerir nada, y te vas...

Bo Peep dijo...

Me encanta. No puedo decir más. Ni menos.

crisis dijo...

a mí igual me hizo pensar en londres. aunque me pasa que muchas cosas me hacen pensar en londres, tengan que ver o no.

crisis dijo...

a mí igual me hizo pensar en londres. aunque me pasa que muchas cosas me hacen pensar en londres, tengan que ver o no.

Roberto_Carvallo dijo...

¿y las comas, los puntos, las preguntas?
¿el fuego se las comió, o no hay tiempo ni oxigeno para ellas?
- después del fuego silencio.
- despés del fuego, una tibia duda.
pregunta y más preguntas.

Sra. Chayo dijo...

tras la llamarada de pies huesos dermis ella sin nombre busca entre las sábanas ya secas lo que el hombre de ansiosos dedos ha roto en su respiracion de naris tronco y guata la mujer se agacha y se asoma bajo la cama mueve la nariz como raton balbucea una cancion le viene una picazón que al hombre le dá remezón estira la mano espalda cuello y encuentra un velero un momento de liquido recuerdo que es el que ha dejado a la chica animica y anónima que tras la llamarada de pies huesos ...

Anónimo dijo...

Magnífico ritmo, nunca decae, perturbador, logrado