lunes, mayo 02, 2005

Espejo retrovisor

Ayer fui a un asado en la casa de un ex compañero de universidad. Estaba celebrando por haber recibido el primer pago de la pensión que el Estado de Chile entrega a las víctimas de tortura acreditadas en el informe Valech. Hay gente que no lo recuerda, pero en Chile hubo una cruenta dictadura y ejecutaron gente y desaparecieron gente y torturaron gente y finalmente al dictador lo procesan no por asesino sino por ladrón. Bueno, estaba mi amigo el del asado. Tenía como quince años cuando lo detuvieron -él recuerda que había salido de clases y vestía aún el uniforme del colegio- y lo llevaron a la Escuela de la Policía de Investigaciones y le pegaron más que la cresta. Cuando estábamos en la universidad él contó esta historia y nosotros nos burlamos durante años. Curiosamente ya no lo hacemos.
El asado estuvo increible. Eramos apenas seis (el dueño de casa con su esposa, otro amigo con su esposa y mi novia y yo) para cerca de tres kilos de carne. Empezamos con pisco sour para después pasar al vino y luego al ron o al whisky. Recuerdo haber leido no hace mucho que en Chile ha aumentado considerablemente el consumo de ron. ¿Tropicalización vía alcohólica? Quién sabe y a quién le importa, en realidad. También hubo algo de coca, gentileza también del Estado de Chile, auspiciador oficial del encuentro. No es difícil imaginar que con esa mezcla de sustancias la lengua no paró hasta las tantas de la madrugada.
Antes de postear me puse a pensar en los temas de conversación por los que pasamos anoche y pude describir una curva que es constante en nuestras últimas reuniones. Hay una primera etapa ágil y risueña marcada por los saludos y abrazos de rigor, por ponerse al día con las vidas y los chistes. Luego viene la comida, donde en general se tratan temas de interés general y política contingente, más algunas noticias curiosas del último mes. La etapa tres es ya más sentimental -además hay que considerar que a esas alturas han desaprecido tres o cuatro botellas de vino en nuestras copas- y tiene que ver con la importancia y/o dificultad de criar hijos, las diferencias entre la vida de solteros y casados, la importancia de la confianza en una relación, etcétera. Luego viene la conversación de libros, cine y música para terminar, invariablemente, en los recuerdos. Recuerdos compartidos o individuales, no importa, cada uno quiere contar una historia o una parte de la historia. Cuando uno es niño las inventa, miente descaradamente para quedar bien con los amigos, pero nosotros ya estamos viejos para eso y, quizás por lo mismo, no hay que inventar nada. Es algo triste, ahora que lo pienso, terminar hablando siempre de algo que ya pasó. ¿Será un síntoma de vejez anunciada o simplemente parte del proceso natural de la sique, es decir, asumir que es más lo caminado que lo que queda por caminar?
Con mi novia no fuimos tarde, pero por suerte ella iba en su auto y eso nos salvó del frío. Dormí como un lirón y hoy ella me despertó a besos y tuve una erección de aquellas y estuvimos follando cerca de tres horas, gracias al consumo de coca anoche. Quedamos exahustos y no hicimos nada más que ver TV por el resto de la tarde.
No pensaba escribir nada hoy, pero aquí estoy. O estaba. Hasta cualquier día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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