jueves, mayo 05, 2005

Reciclaje

La noche callada. La ciudad abierta como una herida en mitad de la noche del mundo.
Intento terminar -o comenzar, que es lo mismo en este caso- una novela acerca de un pintor ingenuo. Escribo además un guión para un comic que quizás nunca lea nadie y que, de pronto, descubro tiene demasiadas influencias de Grant Morrison. Todo es surrealista y descabellado: un hombre que descubre que un suicida era el mismo, condenado para siempre al círculo de la muerte por salvar al mundo.
Tarareo mentalmente Les feuilles mort, de Miles. Retumba su trompeta en mi cabeza.
En algún lugar del vacío mi novia sueña con un campo de tulipanes que se mecen al viento.
¿Quién soy, quién pretendo ser?
Las palabras se estancan en la yema de mis dedos y el teclado tactactactactactac.
En el hueco oscuro de mi cabeza retumban las ideas como el minotauro que choca contra las paredes del laberinto.
Jorge Cáceres escribió, allá por los años 40, que la poesía era un revólver sin balas, sin cañon y sin mango, al cual falta el gatillo, disparando frenéticamente en el vacío.
Leo en El Mercurio:
"VIÑA DEL MAR.- Un indigente identificado como Josué Espinoza Silva (23) estuvo a punto se morir triturado por la compactadora de un camión recolector de basura cuando dormía dentro de un contenedor de desechos domiciliarios, en avenida Perú con Los Héroes, Viña del Mar.
Cerca de las 4 de la madrugada el contenedor fue cogido por el mecanismo elevador de un camión de aseo municipal, sin percatarse de la presencia de Espinoza en su interior.
Los gritos desesperados alertaron al personal de aseo en momentos en que comenzaba a funcionar la máquina trituradora. Bomberos lo rescató gravemente herido y lo trasladó al hospital Gustavo Fricke, donde se le diagnosticaron fracturas en la pelvis y el peroné y la tibia de una de sus piernas.
En los últimos meses se encontraron en la Quinta Región dos cuerpos de indigentes que habrían muerto triturados".
Así van las cosas por este lado del mundo.